Discipulado Vocacional Misional (DVM)

¿Qué es Discipulado Vocacional Misioneral (DVM)? Es un programa de HIMF y su socio DVM (Discipulado Vocacional con una Misión) y Ta Panta U para asistir la Iglesia en transformar su programa de discipulado en un programa que transforma su comunidad y juntamente con miles de otros seguidores del Rey toda su país, continente y el mundo entero.

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Discipulado Vocacional

Durante muchos años trabajé con pasión radical con el afán de “alcanzar” y discipular a panta ta ethne (una frase que sale directamente de la Biblia en griego y significa todas las naciones. La palabra ethne se traduce naciones o gentiles). Llegamos a amar tanto esta frase que la utilizábamos como si fuera español entre nosotros. Fue tanto el arder del fuego del Espíritu Santo en mí ser por esta visión que me gané el apodo, “Vikingo de las Misiones”, en algunas partes de América Latina. Pero por la misericordia y providencia de Dios tuve un encuentro con un hermano Nuevo Zelandés que un día memorable me hizo reflexionar sobre sí mi pasión y misionología le faltara algo. Me dijo cuándo me dejaba en el aeropuerto de Los Ángeles, California, EE.UU. en 1987 que iba a regresar a Calcutta, India. Le pregunté, ¿Por qué? Su respuesta me quitó el soplo de mi boca y cambio mi vida. Me dijo: “Porque quiero conocer a Cristo y el poder de su resurrección.” No dijo, “porque Calcutta es un lugar gobernado por la diosa Kali.” No me dijo, “porque la pobreza es tan abrumadora en Calcutta que cada mañana llevan miles de muertos en carretas que murieron en las calles durante la noche.” No me dijo, “porque hay muchos pueblos no alcanzados sin iglesia o casi sin iglesia en la ciudad. No, no, no, nada de esto me dijo!”

ME DIJO: “POR QUE QUIERO CONOCER A CRISTO Y EL PODER DE SU RESURRECCIÓN. Estaba citando una frase de San Pablo de su epístola a los Filipenses capítulo 3 versículo 10. Este suceso inició la mayor, más grande y más difícil aventura de mi vida. Una aventura que sigue hasta el día de hoy. El privilegio de fundar una Sociedad Misionera Internacional estilo Orden Evangélica cuya principal tarea no es tarea más bien es su meta espiritual. En el proceso descubrí algo que nunca he visto en los escritos de algún teólogo, maestro o misionero cristiano ni lo he escuchado en la boca de otra persona. Descubrí lo que llegué a llamar la “Regla Apostólica”. Descubrí que Pablo la había plasmado en sus escritos de manera indirecta pero ciertamente inspirado por el Espíritu Santo y por la pasión del amor por Jesús que ardía en su alma. Ahí estaba para ser escavada por otros amantes del Señor. Ahí estaba en tres conceptos lógicos que llegan a definir el llamado y motivación apostólicos Paulinos:

  • La meta: “a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad a su muerte; 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de los muertos…Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. 16 Pero en aquello a que hemos llegado, andemos por una misma regla (griego-kanon: caña para medir), sintamos una misma cosa.” (Véase Filipenses 3:8-17 para ver todo el contexto)
  • La tarea: “Porque no osamos contarnos, o compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; mas ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son sabios. 13 Mas nosotros, no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la medida de la regla (kanon) que Dios nos dio por medida, para llegar aun hasta vosotros. 14 Porque no nos extendemos más de nuestra medida, como si no alcanzásemos hasta vosotros; porque también hasta vosotros hemos llegado con el evangelio de ” (Véase 2 Corintios 10:12-18 para mayor perspectiva)
  • El camino: “Mas lejos esté de mí gloriarme, salvo en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. 15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva criatura. 16 Y a todos los que anduvieren conforme a esta regla (kanon), paz y misericordia sea sobre ellos, y sobre el Israel de ” (Gálatas 6:14-16)

Más tarde un día años después estudiando diferentes textos dónde se encuentra la frase panta ta ethne noté otra frase utilizada mucho por el Apóstol Pablo en sus escritos inspirados por el Espíritu Santo. Esta fue la frase, ta panta (todas las cosas). Este descubrimiento juntamente con el estudio de casi todos los escritos de Francis Schaeffer, y habiendo estudiado mucho de lo que escribió Van Til el famoso teólogo y apologeta reformado y ciertos otros teólogos y pensadores reformados empecé a entender que el discipulado que la iglesia evangélica ha practicado desde el contra-ataque infernal de la Ilustración o lo que otros han llamado la Edad de la Razón, ha sido muy pero muy limitado o troncado. Nuestro discipulado es un discipulado pietístico principalmente enfocado sólo en mi vida personal de santidad y devoción o menos que esto, sólo asistir los cultos fielmente. Y por esta razón falta el vigor y el poder necesario para transformar culturas más allá de áreas muy limitadas, porque falta contenido, faltan muchas verdades fundamentes sobre el Reino de Dios. El evangelio original en su ADN primigenio había sido un evangelio que los seguidores y discípulos y apóstoles de Jesús fueron acusados de haber “trastornado al mundo entero.” Lo habíamos trocado por un evangelio que sólo salva almas del castigo del infierno y como feria sana y restaura. Y esto no es poco pero hay más muchísimo más. El evangelio original tenía el poder para transformar culturas y formar y reformar civilizaciones. Esto es porque es el evangelio de salvación personal no es el “Evangelio del Reino”!

 Dios me ha enseñado durante muchos años la vital importancia que juegan los números bíblicos en la interpretación de las sagradas escrituras. Esto me ha hecho sensible a esta realidad y ahora veo cosas en términos desde la óptica de la arquitectura y dimensionalidad bíblicas. Según E.W. Bullinger[1] el número doce es el número de gobierno o perfección gubernamental de Dios. Doce es el producto de 3 (el número perfectamente divino y celestial) y 4 (el terrenal, el número de lo que es material y orgánico). De ahí he visto que el número doce tiene que ver con autoridad y gobierno. Doce apóstoles, los doce ministerios fundamentales y gubernamentales en la Iglesia primitiva. Doce cimientos de la Jerusalén celestial, doce puertas, doce perlas, doce cimientos, doce ángeles, doce fuentes, doce frutos, y doce tribus, etc., etc., etc.

Esto me llevó a aislar doce áreas que me parecen a mí de resumir las áreas fundamentales en la estructura de la cultura. Son las fuentes de la cultura. Contaminadas todo empieza a heder y manar muerte. Produce lo que hoy en día tenemos en todo occidente: LA CULTURA DE LA MUERTE. Yo las llamo doce esferas de dominio o de gobierno.

Es menester mencionar que Abraham Kuyper periodista, autor, filósofo, estadista, expresidente de Holanda y teólogo- fundador del movimiento neo-calvinista dio a conocer el concepto de la posibilidad de diferentes esferas semi-autónomas de gobierno en la vida humana. Son esferas y jurisdicciones independientes pero relacionadas. La tarea del mensaje de salvación de Jesús no es exclusiva para las almas humanas sino Jesús amó todo el cosmos (vea el griego de Juan 3:16) y nos ha comisionado a proclamar su soberanía y señorío sobre ta panta, todas las cosas. Nuestra misión es también salvar la filosofía, la ciencia, la ley, la economía, la ciencia, las artes, la política y muchas cosas más. ¡Qué! ¿Salvar en qué sentido? Todas estas áreas de vida y pensamiento pueden ser redimidos, y llevados cautivos bajo el orden, libertad y conocimiento de Dios y su Palabra y nosotros como “hijos de Dios” podemos trabajar para que así haya “una medida substancial de sanidad[2] y salubridad, paz y transformación en la gente, el orden social y de la creación.” La sanidad y transformación completa sólo vendrá “hasta la redención de la posesión adquirida” (Efesios 1:14 y “la redención de nuestro cuerpo.” (Romanos 8:23)

EL DISCIPULADO TOTAL entonces involucra el proceso de formar a los líderes: “apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros” y otros ministerios de la Iglesia para edificar a la Iglesia para que por medio de ella (todos los discípulos) trabajando en diferentes esferas de dominio, en diferentes vocaciones y áreas de la vida y pensamiento humano y del orden creado poco a poco vayan “reuniendo bajo una cabeza todas las cosas (ta panta) que están en la tierra y en la medida que Dios nos permita algunos en el cielo (Efesios 1:10). El DISCIPULADO TOTAL es preparar a la Iglesia a alcanzar y discipular PANTA TA ETHNE (TODAS LAS NACIONES) hasta la obediencia a la fe y de tomar cautivo TODO PENSAMIENTO A LA OBEDIENCIA AL REY”, y de hacer válido en el espacio y tiempo la realidad legal de que todas las cosas sometió Dios bajo sus pies y le puso a Él por cabeza sobre TODAS LAS COSAS a la Iglesia (Efesios 1:22,23). Me refiero a la Iglesia como cuerpo místico, no institucional. La Iglesia dispersa actuando como sal y luz en la tierra que debe tener autoridad y dominio bajo Dios sobre lo que yo llamo las doce esferas de dominio, a saber:

 

 

He puesto el gobierno civil como último porque debería ser la esfera más pequeña, limitada y débil en una nación que haya sido discipulada bíblicamente. Nótese que estas doce categorías de alguna manera u otra abarcan TODA VOCACIÓN (llamado) y trabajo humano.

Para realizar semejante tarea sólo falta TODA AUTORIDAD Y PODER. Esto queda en las manos de la Santa Trinidad el Uno y Muchos Eterno que asegura que no abusemos a los particulares o individuos ni exaltemos la colectividad, la unidad y que la comunidad vivirá en TODO SHALOM. Dios se encarga de delegar a nosotros lo que necesitamos para hacer su voluntad. Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “18 Toda autoridad me ha sido dada en

el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:18-20)

[1] E. W. Bullinger, Como Entender Y Explicar Los Números de La Biblia (Curso De Formación Ministerial) (CLIE, 2008).

[2] Francis Schaeffer, True Spirituality (Tyndale House Publishers, Inc., 1972).